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miércoles, 25 de febrero de 2009

Livni le promete a Netanyahu que luchará contra la amenaza nuclear iraní aunque sea desde la oposición


Itongadol/EP.- La líder del Kadima, Tzipi Livni, prometió al designado primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que su partido le apoyará en su lucha contra la amenaza nuclear de Irán aunque sea desde la oposición, según informó ayer el diario israelí 'Haaretz'.clic

El compromiso, hecho entre ambos líderes el pasado domingo, se hizo público cuando el líder del Likud inició las negociaciones para formar un gobierno de coalición, tal y como le pidió el presidente Simon Peres.

'Emplearé mis contactos en Estados Unidos, Europa y el mundo árabe, junto con mi experiencia y la de otros miembros del Kadima, para conseguir el respaldo de la comunidad internacional contra Irán', declaró la propia Livni.

Netanyahu considera que el Kadima debería formar parte del Gobierno de coalición que él lideraría a pesar de las diferencias con Livni ya que considera que es 'crucial' que Israel trate la cuestión nuclear iraní. No obstante la ministra de Asuntos Exteriores en funciones argumenta que su partido no necesita estar en la coalición para apoyar al Gobierno en lo que a este aspecto se refiere.

domingo, 22 de febrero de 2009

La izquierda de Israel tiene lo que se merece


Zahava Gal-On, Shelly Yachimovich y muchos otros de la izquierda explican sin cesar, al mundo exterior por lo menos, que el partido Laborista y el Meretz se estrellaron en las elecciones del martes pasado porque no fueron sensibles a las dificultades socioeconómicas de la población, y también, por supuesto, porque cometieron errores estratégicos durante su campaña.

Excusas. Cuando el terror golpea sin piedad y sin tregua desde que la izquierda trajo el desastre de Oslo a la nación, y en muchos lugares en el Neguev y en la Galilea los judíos no se atreven a viajar por la noche por miedo a que sus coches sean apedreados, la angustia socioeconómica, aún permaneciendo grave y dolorosa, incluso para los electores más pobres se convierte en un elemento secundario.

Ehud Barak no ha perdido a causa de su apartamento de lujo en Tel Aviv. Ha perdido porque incluso durante la Operación Plomo Fundido no tuvo el coraje necesario para derrotar de forma decisiva al terror proveniente de la Franja de Gaza. Y el Meretz porque comenzó a reclamar el fin de la operación al tercer día, y porque alguna de su gente acusa al IDF de crímenes de guerra.

Ha sido el aumento de las actividades de oposición entre los árabes israelíes en contra de Israel, y que a menudo exceden los límites de la legítima expresión de la opinión, así como la olvidada situación del pueblo judío lo que ha enajenado a la izquierda de los electores. Durante años, los votantes han oído sus tonos estridentes cuyo principal acorde, de acuerdo con la sentencia dictada este martes, es una excesiva identificación de estos sectores de la izquierda con el nacionalismo árabe-palestino, incluso en medio de una feroz campaña de terror contra los propios judíos.

Y en ese escenario, ni siquiera se ha escuchado la más mínima expresión de pesar [de autocrítica] tras conocerse los resultados electorales. El error en este caso, según nos cuentan los representantes de la izquierda, estuvo en que el camino hacia la paz no fue lo suficiente y convenientemente explicado a la opinión pública, como si los medios de comunicación impresos y electrónicos no les hubieran invitado repetidamente a hacer llegar sus mensajes a la opinión pública. El terror árabe ha llegado a su paroxismo precisamente como consecuencia de las amplias concesiones que el estado ha permitido gracias a estos mismos partidos que ahora se acaban de estrellar en las urnas, recibiendo finalmente lo que han sembrado.

Los votantes han declarado que esta ideología, la defendida por la izquierda durante los últimos 20 años, ha fracasado totalmente en los ámbitos de la seguridad y del conflicto palestino-israelí (los diversos acuerdos de Oslo, y las concesiones territoriales realizadas hasta el desarraigo de Gush Katif, han aplazado la paz y, desde luego, no la han acelerado), al igual que han fracasado según los electores sus políticas referentes a las relaciones entre judíos y árabes de Israel. La amplia defensa por parte de los partidos de izquierda de la insostenible posición de los árabes de Israel, apoyada también por parte de las autoridades judiciales, y sobre todo por la Corte Suprema de Justicia, sólo ha incrementado las determinación de los árabes de separarse y de establecer su propia región autónoma política y cultural, y eso también fue percibido por los votantes.

Como resultado, los votantes se inclinaron por una derecha que sí está dispuesta a hacer frente a estas cuestiones: Likud, Israel Beiteinu, Shas, Unión Nacional y Habait Haiehudi y 60 de sus 65 escaños en la Knesset (el Judaísmo Unido en la Torá está fuera de esta imagen). Una mayoría muy decisiva. Y la izquierda que prefirió huir antes que plantarlas cara (a lo Barak) o que adoptó una posición pro-árabe palestina (a lo Meretz), sólo ha recibido 17 escaños de la Knesset. Kadima, que parece situarse a la izquierda en ciertos temas, no está exactamente con ellos.

Y así, incluso en los bastiones más seguros del Meretz, en los kibutzim del movimiento Hashomer Hatzair, se prefirió el voto útil al Kadima. Incluso en el kibutz Merjavia, con todo lo que simboliza para la izquierda radical-sionista, el Meretz perdió ante el Kadima. Lo mismo sucedió en el kibutz Mishmar HaEmek. Muchos miembros del Movimiento Unido Kibbutz han votado a favor de Kadima y no por los laboristas. Y no sólo por el aura glamorosa de Tzipi Livni. Sino al contrario, principalmente porque Barak y un gran número de los candidatos del partido han perdido su aureola sionista, dejaron de respetar las reglas del juego y abandonaron la dirección nacional del sionismo socialista.

Autor: Israel Harel - Ha´aretz

Traducción: Safed-Tzfat Jose Antonio

http://noti.hebreos.net

domingo, 15 de febrero de 2009

Tras las recientes elecciones el tema de la posible división de Jerusalén vuelve a la mesa

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Erick Stakelbeck - CBN News - Israel

La parte oriental de la ciudad de Jerusalén es mayormente árabe. La porción occidental es mayormente judía. Israel controla toda la ciudad desde que la capturó en la guerra de los seis días en 1967.

Pero los lazos emotivos y físicos con la que los judíos llaman “ciudad eterna” van mucho más atrás.

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Nathan Diament, de la Unión ortodoxa dice, “desde nuestra educación más temprana, de nuestras primeras historias y desde los milenios, los judíos siempre han enfocado a Jerusalén en su vida religiosa”.

Nathan Diment es director de política pública de la unión de congregaciones judías ortodoxas, “...durante Yom Kippur, oramos por volver a Jerusalén, al final de la Pascua oramos por volver a Jerusalén. Cuando los judíos oran tres veces al día, oran hacia Jerusalén.”

Diment dice que dividir Jerusalén pondría los sitios santos judíos bajo control palestino como antes de la guerra de los seis días. “Los judíos no podían acceder a sus sitios santos, los Cristianos tampoco tenían mucho acceso a los suyos, sinagogas e iglesias fueron destruidas. Sólo cuando regresó la soberanía israelí a Jerusalén en 1967 la ciudad fue abierta a gente de todas las creencias para que pudieran visitar sus sitios santos”.

Esos sitios incluyen el muro occidental y la iglesia del santo sepulcro, donde muchos cristianos creen que Jesús fue enterrado.

Jerusalén se menciona en la Biblia cientos de veces. Y aunque la ciudad nunca es mencionada en el Corán, los musulmanes la consideran el tercer lugar sagrado del Islam. Es el sitio de la mezquita de Al-aqsa y el domo de la roca donde ellos creen que mahoma ascendió al cielo.

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“Ellos la consideran un lugar muy importante, geográficamente y en sus corazones”, dice Ori Nir, de Americanos por la Paz.

Para los israelíes una Jerusalén unida más que con historia tiene que ver con seguridad. Críticos de la propuesta división de Jerusalén advierten que si la Autoridad Palestina toma control de la parte oriental, podría convertirse en base para que grupos terroristas como Hamas lancen ataques contra Israel.

Mickey Levy, Excomandante de la Policía de Jerusalén lo explica “la distancia que nos protege es corta”.

Mickey Levy comandó la policía de Jerusalén durante la segunda intifada o levantamiento palestino. En ese tiempo terroristas suicidas mataron a 256 israelíes e hirieron a 1.500.

“Si les damos más tierras y más lugares, eso sería muy cercano al área israelí. Podría suceder algo como lo que ocurre ahora mismo en la Franja de Gaza solo que en Jerusalén”.

Aún así algunos dicen que poner a Jerusalén oriental bajo control palestino es necesario para lograr la paz.

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“Será la capital del futuro Estado palestino, y Jerusalén Occidental seguirá siendo la capital de Israel. Todo el mundo, incluyendo el mundo árabe, que ahora no reconoce a Jerusalén como capital de Israel, lo hará”, dice Ori Nir.

Mickey Levy concluye, “lea la Biblia y verá que hace 3 mil años Jerusalén ya nos pertenecía como nación. Es nuestra capital. Es el corazón judío. Nos pertenece. No podemos vivir sin Jerusalén.”

Elecciones

En Israel los resultados de las elecciones generales fueron tan ajustados que se esperan semanas de regateo político para conformar un gobierno.

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La candidata de partido gobernante, Tzipi Livni, dijo que desea establecer un gobierno de unidad nacional. Eela obtuvo la mayoría de votos, seguida muy de cerca por el líder del partido Likud, Benjamín Netanyahu.

El margen fue tan estrecho que ambos candidatos se proclamaron vencedores, quien podría inclinar la balanza es el candidato Avigdor Liberman, quien quedó en tercer lugar. El debe decidir a cual de los dos primeros da su apoyo.

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Pero ¿cómo afecta el resultado de las elecciones a los cristianos y judíos mesiánicos que viven en Israel?, Mundo Cristiano conversa con el pastor Angel Gerber quien dirige un ministerio para hispanos en la cuidad de Tel Aviv.

“La coalición se está formando de la siguiente manera; Tzipi Livni a cargo del primer Ministro y estaría formando un gobierno de coalición con Avigdor Liberman. Y esto es importante porque Liberman con una propuesta bastante secular que va a permitir un equilibrio para que los mesiánicos pueden tener una mayor participación.

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De hecho él pedía que todos los cristianos, los católicos israelíes voten por él, porque iba a tener una propuesta bastante interesante. Estamos esperando que Dios haga la obra”.

martes, 10 de febrero de 2009

Por qué vota Israel

... Mientras Hamás siga en Gaza y amenazando la estabilidad de Cisjordania no hay acuerdo de paz posible: mientras Egipto y Jordania no se comprometan con una solución regional, no habrá plan de plaz que funcione. Esa es la verdad, por mucho que Obama y los europeos se empeñen en lo contrario. Hacérselo ver será una de las tareas principales del nuevo ministro israelí...

Martes, 10-02-09

Hoy martes, los ciudadanos de Israel están llamados a las urnas para elegir un nuevo gobierno. No deja de ser una paradoja que las elecciones se celebren en la misma fecha en que el ayatola Jomeini instauró la República Islámica de Irán, sólo que hace treinta años. De hacer caso a los sondeos, el sucesor de Olmert como primer ministro será Benjamín Netanyahu. Lo que no está tan claro es con qué partidos formará gobierno, habida cuenta de que necesitará de aliados para hacerse con la mayoría en el parlamento israelí, la Kneset.
Sea cual sea la configuración final del gobierno, hay una cuestión básica que nadie discute: mientras que el resto del mundo vive obsesionado con el proceso de paz con los palestinos, Israel está más preocupada con Irán y su programa nuclear. También por sus avances en materia misilística. Y no es para menos. En Israel se es plenamente consciente de que si Irán llegase un día a ser una potencia atómica, su seguridad y quién sabe, posiblemente su existencia, estaría constantemente en el aire. Prisioneros de la voluntad de los ayatolas.
Hay quien piensa que como Israel dispone de ingenios nucleares, un Irán atómico no sería algo tan grave. El arsenal atómico congelaría una relación de hostilidad tal y como pasó con los Estados Unidos y la URSS durante los años de la Guerra Fría. Pero que la disuasión funcione en el Oriente Medio y frente a Irán es una proposición más que dudosa. Nada hay en la doctrina estratégica iraní que permita pensar que entiende el arma nuclear como un sistema defensivo. Pero sí sabemos que los líderes de Teherán han dado repetidas muestras de estar dispuestos a correr ciertos riesgos si con ello avanzan su objetivo de hacer progresar la revolución islámica más allá de sus fronteras. Aún peor, la actual elite dirigente iraní, con Mahamud Ahmadinejad como exponente más claro, pero no único, comulga con una visión apocalíptica de la Historia que choca con toda lógica y ante la cual, los mecanismos de la disuasión -ese complejo equilibrio de incentivos e intimidación- difícilmente son aplicables.
Benjamín Netanyahu lo viene diciendo a lo largo de la campaña: Irán, Irán e Irán. Y nadie se lo niega. De hecho, en una mesa redonda la semana pasada en Jerusalén, con representantes de nueve formaciones políticas, grandes y pequeñas, todo el mundo estaba en desacuerdo en casi todo excepto en una sola cosa: hay que impedir que Irán se haga con la bomba. Y es que la seguridad última de Israel está por encima de las diferencias partidistas.
El dilema al que se tendrá que enfrentar el próximo gobierno israelí es que ante ese binomio de seguridad/paz, no todo el mundo prima la seguridad. De hecho, la mayoría en el mundo cree, erróneamente, que nada tiene solución en esa zona del mundo mientras no se arregle antes el conflicto israelo-palestino. Vamos, mientras los palestinos no cuenten con su propio estado independiente. Poco importa que la región haya dado continuados ejemplos de violencia entre árabes y entre palestinos por causas que nada tienen que ver con la existencia de Israel.
Pero el nuevo primer ministro en Jerusalén tomará posesión justo cuando la nueva administración americana de Barack Obama empieza a tomar carrerilla. De hecho, unos de los más rápidos nombramientos del presidente americano ha sido la designación del senador John Mitchell como enviado especial para el «proceso de paz». Es bastante posible que Obama quiera resultados y lo quiera rápido. Mitchell, un político inteligente y ambicioso, pero de avanzada edad que sabe que este será su último puesto para lucirse, también querrá resultados más pronto que tarde. Y como se teme en Israel, cuando eso sucede en Washington, el único brazo a torcer es el israelí, puesto que de las dos partes, es la única que tiene una disposición a hacer concesiones. Ehud Barak se jugó el puesto en el 2000 por un acuerdo de paz con Arafat que éste se negó finalmente a firmar, por temor, entre otras cosas, a que a él le sucediera otro tanto. Y es que en la historia de las negociaciones, siempre el lado intransigente ha resultado ser el palestino. No ha cambiado en nada y el hecho de que Obama se muestre partidario de ejercer más presión sobre Israel sólo servirá para que la actitud negociadora de los palestinos se vuelva aún más rígida.
Y es que Israel, en este tema, tiene un gran problema: la comunidad de naciones sigue creyendo en algo que es hoy del todo inviable, la solución de los dos estados. Los palestinos están más divididos que nunca y las dinámicas tan distintas de Gaza y Cisjordania ahonda aún más esa división. Siendo honestos, deberíamos reconocer que los dos estados ya existen, Israel y Hamastán en Gaza. Cisjordania sería como un territorio autónomo cuya seguridad depende de Israel. Y por lo que hemos visto en Gaza, la independencia de facto no ha traído ni la paz ni la seguridad. Ni para Israel, ni para los habitantes de la Franja.
Nadie tiene una clara respuesta en Israel sobre qué hacer con Gaza, más allá de ejercer la pura contención. Pero Netanyahu sí ha adelantado su plan para Cisjordania: comenzar por un rápido desarrollo económico que permita la aparición de una clase media más interesada en su bienestar que en la destrucción de Israel. El estaría dispuesto a levantar muchas de las actuales restricciones a cambio de que otros países invirtieran en la zona, desde Arabia Saudí a la UE. Es un plan que Tony Blair ve con buenos ojos. El horizonte lejano sería un estado autónomo, vinculado a Jordania y cuya seguridad estaría compartida por Amán, Ramala y Jerusalén. Su éxito no está asegurado, pero subraya la necesidad de pensar en fórmulas alternativas a lo que hoy todo el mundo se empeña en intentar mantener a flote, aunque esté muerto.
En el mundo occidental nos hemos acostumbrado a que cualquier problema tenga su solución. Pero eso es algo no siempre posible. Una mirada al Oriente Medio debería bastarnos para convencernos de ello. Mientras Hamás siga en Gaza y amenazando la estabilidad de Cisjordania no hay acuerdo de paz posible; mientras Egipto y Jordania no se comprometan con una solución regional, no habrá plan de paz que funcione. Esa es la verdad, por mucho que Obama y los europeos se empeñen en lo contrario. Hacérselo ver será una de las tareas principales del nuevo primer ministro israelí y de su ministro o ministra de asuntos exteriores. No sólo deberá hacer frente a la amenaza iraní y lidiar con Hamás y otros grupos terroristas en los territorios, o con Al Qaeda en el Sinaí y Gaza, o con Hizbolá en el Líbano, o con la Siria de Assad. Esos son problemas secundarios para la atención del mundo. Tendrá que inventarse una nueva narrativa sobre el proceso de paz, tan simple y clara como la solución de los dos estados. Pero esta vez lógica, viable y alcanzable. Lo importante de un estado palestino no es que exista, sino que sea democrático y capaz de convivir con Israel a su lado. Por eso vota Israel, por un gobierno firme que luche por ello.

lunes, 9 de febrero de 2009

Los 'rusos' deciden mañana el sucesor de Olmert en Israel


Uno de cada cinco votantes procede de países de la antigua Unión Soviética

A finales de la década de los ochenta, el muro de Berlín se desplomó y una masiva inmigración judía procedente de las repúblicas soviéticas fue bienvenida en Israel. Hace 10 años, Avigdor Lieberman fundó Yisrael Beiteinu (Nuestra Casa Israel), un grupo ultraderechista a imagen y semejanza del partido que encabezara en Rusia el entonces presidente Vladímir Putin. Hoy, 1,25 millones de los 7,3 millones de israelíes hablan ruso. Y será este segmento del electorado, el 20% de la población judía del Estado, amantes por tradición del puño de hierro, el que decidirá mañana quién reemplaza a Ehud Olmert como primer ministro del país.

El Likud y Kadima, a la cabeza en las encuestas, son conscientes de que el voto ruso será crucial, y han amoldado las campañas y su discurso electoral para dar gusto a sus oídos.

En las ciudades de Ashkelón, Ashdod, Netania, Beersheva, Netivot y en las colonias de Ariel o Gilo, en la Cisjordania ocupada, se escucha a los lugareños hablar ruso tanto como se oye hebreo. Los rótulos de las tiendas en alfabeto cirílico forman parte del paisaje. Dos canales de televisión emiten en la lengua de Tolstoi. Pero nunca como ahora han sido tan decisivos. No hay partido con aspiraciones que no cuente con políticos rusos en puestos relevantes de su lista. Benjamín Netanyahu, líder del Likud, ha prometido a Lieberman uno de los ministerios destacados de su Gabinete; la ministra de Exteriores y candidata de Kadima, Tzipi Livni, no le descarta como socio de Gobierno, e incluso ha prometido el cargo de ministra a Marina Solodkin, una mujer de origen ruso a la que Olmert despreció.

Y claro, el lenguaje que adoran los seguidores de Yisrael Beiteinu ha adornado los actos electorales. "Los alcanzaremos cuando estén en el retrete", ha dicho el candidato laborista, Ehud Barak, sobre los líderes de Hamás. "Derrocaré a su Gobierno", añadió Bibi Netanyahu. "Si soy primera ministra, cualquier ataque con cohetes desde Gaza recibirá una respuesta inmediata y contundente", replica Livni.

Todos se quedan cortos respecto a Lieberman, que ha propuesto la ejecución de los diputados árabes que entablen contactos con Hamás y que se lance a los presos palestinos al mar Muerto. No son de extrañar estas palabras en boca de un político que dio sus primeros pasos en el Kach, un partido ilegalizado en 1988 por sus posturas manifiestamente racistas.

"La guerra de Gaza ha cambiado totalmente la agenda electoral. Antes hablaban de educación, de corrupción. Los temas sociales y la paz apenas se mencionan. Tan sólo la crisis económica porque es un asunto global. Las ideologías de los tres partidos se solapan", explica Arie Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea. Una evidencia que causa desazón en una opinión pública de por sí hastiada de la clase dirigente y de sus componendas. Muchos analistas aventuran que la participación -63,5% en 2006- caerá a su nivel más bajo en la historia de Israel.

La inquietud aflora en el Likud durante los últimos días de campaña debido a la estrategia de Netanyahu, que rechaza todo ataque a Lieberman. Bibi es consciente de que este político xenófobo atesora enorme popularidad entre la población de origen ruso, y que compite con él por el mismo caladero de votos. Por eso dice: "Votar a Lieberman puede convertir a Tzipi Livni en jefa de Gobierno".

El jefe de Yisrael Beiteinu, que detesta a varios miembros de la élite del Likud, juega a romper los nervios de Bibi, se deja querer por todos, y rechaza anunciar su preferencia a la hora de elegir un socio de coalición en el futuro Gobierno.

Sea cual sea el desenlace, pocas son las incertidumbres sobre el futuro de las políticas israelíes. Los tres favoritos son vástagos de la misma cuna política. Lieberman ejerció como director de la Oficina del Primer Ministro cuando Bibi ocupaba la jefatura del Gobierno a mediados de la década pasada, y la aspirante de Kadima pertenecía entonces también al Likud. Las líneas maestras de los tres partidos que encabezan los sondeos son casi un calco. Hay una única incógnita a despejar en un sistema político extremadamente personalizado: si los 900.000 indecisos -que decidirán el destino de unos 25 escaños- inclinarán con claridad la balanza a favor de Livni o Netanyahu.

domingo, 8 de febrero de 2009

Israel tendrá su ´Casa Blanca´

El Gobierno israelí dio hoy luz verde a la construcción en Jerusalén de un macro-complejo que aglutine la oficina y la residencia del primer ministro, que actualmente están situados en barrios distintos de la ciudad.

EFE En su última reunión antes de las elecciones del próximo martes, el Ejecutivo aprobó destinar 650 millones de shekels (124 millones de euros o 160 millones de dólares) a edificar la "Casa Blanca" del Estado Judío, informan medios locales.

El recinto estará ubicado en el oeste de Jerusalén, cerca de la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, y albergará la oficina y la residencia del jefe de Gobierno, así como salas de conferencias y eventuales ampliaciones del Parlamento o el Tribunal Supremo.

Los promotores defienden que, a la larga, el proyecto saldrá rentable porque supondrá el ahorro de los dieciséis millones de shekels anuales (3,1 millones de euros o 4 millones de dólares) actualmente destinados a trasladar bajo estrictas medidas de seguridad al primer ministro desde su residencia a su oficina y viceversa, con los consiguientes cortes de circulación.

El diseño del proyecto está en su última fase, por lo que carece de fecha de puesta en marcha.

No obstante, se calcula que el presupuesto aprobado hoy se gastará en unos veinte años.

Cuatro ministros se opusieron a la iniciativa, concretamente los de Educación, Yuli Tamir; Finanzas, Ronnie Bar-On; Medio Ambiente, Gideon Ezra; y desarrollo del Neguev y la Galilea, Jacob Edery.

"Yo podría haber empleado esos millones en renovar las aulas en Israel", protestó la laborista titular de Educación, antes de recordar la necesidad de apretarse el cinturón en el actual contexto de crisis financiera mundial.

Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, se abstuvo por un conflicto de intereses, pues se presenta como candidata por el Kadima en las elecciones del martes.

Israel se escora a la derecha por la guerra de Gaza y la recesión


RICARDO MIR DE FRANCIA
JERUSALÉN


Con el patriotismo rampante despertado por la reciente guerra de Gaza, el acecho de una incipiente crisis económica y el desprestigio de la clase política, Israel acude este martes a las urnas para elegir en elecciones anticipadas su Gobierno para los próximos cuatro años. Los sondeos dan una estrecha victoria a la derecha del Likud frente al gobernante partido Kadima y auguran la hegemonía del bloque ultranacionalista en el próximo Parlamento. Símbolo de los tiempos que corren es el ascenso desmedido del xenófobo Avigdor Lieberman, la gran revelación de la campaña electoral.

CAMPAÑA MUY DIFERENTE Muy poco tiene que ver esta campaña con la de hace tres años. Entonces, Kadima, el partido fundado por Ariel Sharon y heredado por Ehud Olmert tras la enfermedad de su mentor, marcó el pulso electoral con su propuesta para delimitar unilateralmente las fronteras de Israel con una retirada parcial de la Cisjordania ocupada. Existía entonces consenso sobre la conveniencia de devolver territorios y minimizar la ocupación, pero la oportunidad se malogró y hoy nadie habla de paz. Seguridad y economía son los focos de la campaña, marcada por la falta de planes de reconciliación con el mundo árabe.
"La tendencia ahora es votar a la derecha, de modo que para ganarse a los indecisos ni siquiera los partidos moderados como Kadima o el Laborismo hablan apenas de paz", explica el politólogo de la Universidad Hebrea, Gabi Sheffer. Se impone la receta contraria, abanderada por el Likud de Benjamín Netanyahu y el Israel Nuestro Hogar de Lieberman, al que los sondeos sitúan en tercer lugar delante del laborismo de Ehud Barak, abocado a su peor resultado.
Ambos se presentan como el líder duro y expeditivo que reclama la ciudadanía, huérfana desde que el patriarca Sharon entró en coma. Abogan por volver a Gaza para aplastar a Hamás, apuestan por fomentar los asentamientos, prometen frenar los planes nucleares iranís y se oponen a devolver el Golán a Siria a cambio de paz. "La guerra de Gaza ha intensificado el clima de revanchismo, xenofobia y superioridad, poniéndole a la derecha la victoria en bandeja", dice Meron Benvenisti, exteniente alcalde de Jerusalén.

LA CALLE, ESCÉPTICA La calle ha dejado de creer en la viabilidad del proceso de paz. "La gente piensan que lo intentamos todo y no recibimos más que violencia. Ya no confía en los palestinos", afirma el exjefe de Paz Ahora y candidato del izquierdista Meretz, Moshi Raz. La realidad es más compleja. Décadas de propaganda han creado "una memoria colectiva simplista y en blanco y negro", según el psicólogo de la Universidad de Tel-Aviv, Daniel Bar Tal, en la que el judío es siempre la víctima y el árabe el agresor.
A la derecha se lo ha puesto muy fácil la coalición del Gobierno saliente, encabezada por Kadima y los laboristas. Olmert dilapidó la confianza de esa corta mayoría de israelís que está dispuesta a renunciar a los territorios a cambio de paz. Prometió un país mejor para vivir pero declaró dos guerras. Prometió un repliegue de Cisjordania y expandió los asentamientos. Proyectó un acuerdo con los palestinos en un año y hundió a su presidente negándole todo progreso.

ESCEPTICISMO DEL ELECTORADO Sus escándalos de corrupción y posterior dimisión, origen del adelanto electoral, agravaron la desconfianza de los israelís hacia sus políticos. "A la gente no le interesa la campaña. No creen que su voto pueda cambiar nada", dice el profesor Sheffer. Las propuestas de los grandes partidos apenas varían. Ninguno se declara dispuesto a compartir Jerusalén y todos prometen dureza con Hamás. En economía, hasta los laboristas proponen una bajada de impuestos. "Al margen de la retórica, la diferencia es si son de derecha o extrema derecha", opina Sheffer.
La sociedad israelí es mucho más rica que este lienzo monocromo, pero la tendencia de la clase política a demonizar a los enemigos externos y azuzar el miedo han pasado factura. "Todos los gobiernos se esfuerzan por mantener esta sociedad mentalmente asediada y amenazada porque es lo único que la mantiene cohesionada", opina Benvenisti.

UN PAÍS INTOLERANTE
La reacción es un país cada vez más beligerante e intolerante, incapaz de mostrar empatía por el sufrimiento ajeno, como se demostró durante la sangría de Gaza. "Víctimas perpetuas", añade Benvenisti, "quien se atreve a criticarles es tachado de antisemita".
En este entorno ha arraigado la islamofobia y arabofobia, explotada por Lieberman en la campaña sin que ninguno de los partidos tradicionales se distancie abiertamente de sus tesis. Cierto es que los grandes enemigos hoy de Israel son los fundamentalistas islámicos aunque antes fueran los nacionalistas laicos. El problema es que muy pocos se esfuerzan en separar la paja del trigo. "El islam es como el nazismo; su objetivo es conquistar el mundo", dice el sociólogo Oz Almog.

sábado, 31 de enero de 2009

El sistema político israelí y sus problemas

Por: Daniel Alaluf

Para comenzar, la primera pregunta que debemos cuestionarnos es: ¿qué es política? En pocas palabras, política es el proceso mediante el cual diferentes individuos y grupos toman decisiones colectivas. El tamaño de estos grupos puede variar, desde una simple familia en un extremo hasta la comunidad internacional en el otro. Las decisiones políticas pueden ser tomadas como resultado de varios procesos: violencia, discusiones, costumbres, negociaciones o, incluso, por medio de votaciones. Pero, lo que las convierte en políticas es el hecho de que estas son colectivas y comprometen y afectan las vidas de aquellas personas que pertenecen al grupo.

La política no siempre trata de conflictos ni está relacionados a ellos, y es justamente por eso, que estudiamos esta ciencia: a fin de entender y generar los procesos y las condiciones necesarias para que los diferentes grupos puedan lograr sus objetivos de una forma pacífica y efectiva. Pero, gran parte del atractivo de la política reside justamente en el hecho de que los diferentes grupos raramente concuerdan, al menos al comienzo, en los pasos a seguir; y en aquellos casos en los cuales sí concuerdan en los objetivos los caminos para lograrlos suelen ser diferentes y negociables.

El sistema político de un país, es un concepto con el cual también debemos familiarizarnos. Este término es muy amplio e incluye básicamente a todas las fuerzas y actores que influencian en la toma de decisiones colectivas. El sistema político es un concepto y no un objeto, no es palpable y está compuesto por partidos políticos, votantes, movimientos sociales y las instituciones del sistema democrático.

El sistema político es el marco dentro del cual se lleva a cabo el “juego político”, este sistema determina las reglas, y permite que los diferentes actores puedan ser representados de alguna forma en el momento en el cual se toman las decisiones colectivas que influenciarán directamente en sus vidas.

Esta primera clase se centrará en el sistema electoral, la forma según la cual se eligen a los líderes políticos del país.

Israel: un sistema electoral proporcional

El acceso al poder político en Israel siempre ha estado determinado por un sistema de competencia multipartidaria. Las elecciones parlamentarias se llevan a cabo cada 4 años y, a diferencia de muchos otros sistemas parlamentarios, el electorado vota una sola lista nacional.

El sistema israelí es un “sistema electoral proporcional”. En su forma más pura este sistema electoral distribuye las fuerzas entre los partidos políticos de acuerdo al porcentaje total de los votos que estos partidos reciben en una única elección nacional. Este sistema intenta representar en el parlamento a todos los sectores de la población en forma directamente proporcional al número de votos que cada partido político obtuvo.

Los orígenes del sistema

Si bien existe la creencia popular de que el sistema electoral israelí se basa en el sistema Británico, el mismo tiene mayor similitud con el de la Cuarta Republica Francesa, fundamentalmente debido a que los miembros del parlamento – la Knesset – no son electos por distritos sino a través de listas partidarias.

Los principios del sistema electoral proporcional fueron contemplados, en forma teórica, en la Convención Nacional Francesa (1792-1795). Durante el siguiente medio siglo, personalidades como el educador inglés Thomas Wright Hill, el legislador suizo Víctor Prosper Considerant y el Ministro de Finanzas Dinamarqués Carl Andrae continuaron analizando y sentando las bases de este sistema. Pero, solo tras la publicación del libro de Thomas Hare, “La Maquinaria de la Representación” en 1857, este sistema comenzó a ser considerado seriamente y debatido, siendo el debate más destacado uno llevado a cabo entre el filósofo John Stuart Mill y el economista Walter Bagehot. Los argumentos de Mill a favor del sistema representativo fueron expuesto en sus “Consideraciones sobre el Gobierno Representativo”, publicadas en 1861. En este libro, Mill, halaga a este tipo de sistema fundamentalmente por dos motivos: 1) Según Mill este tipo de sistema facilita la representación de “cada minoría de cada nación” y, 2) Un político electo por medio de este sistema representa a verdadera voluntad de cada votante y no una arbitraria elección de una zona geográfica. El debate entre los diferentes filósofos políticos quedó solo en el plano teorético y el sistema no fue implementado hasta el año 1920, en la Republica de Weimar, Alemania.

El sistema electoral israelí surgió en medio de una severa crisis. En octubre de 1948, en medio de la Guerra de la Independencia, el Presidente del Comité electora, David Bar Rav Hai, informó a la Knesset sobre los avances en los preparativos para las primeras elecciones del Estado Judío. Según Bar Rav Hai “a pesar de que se han había tomado en cuenta la alternativa de un sistema regional – por distritos - bajo la caótica realidad de la guerra, la única forma de llevar a cabo elecciones generales rápidamente era optar por un sistema proporcional. Cualquier otro sistema demandaría mayores preparativos y no sería posible de llevar a cabo a corto plazo”.

El nuevo estado necesitaba rápidamente de un gobierno electo por sus ciudadanos a fin de consolidar su soberanía. El sistema representativo requería solo de listas nacionales y no locales, algo que facilitaba la realización de las elecciones en medio de la guerra. Este sistema acompaña al Estado Judío hasta nuestros días.

Los principios del sistema electoral israelí

§ Israel es una “democracia parlamentaria” compuesta básicamente por tres poderes: el legislativo (la Knesset – compuesta por 120 miembros), el ejecutivo (el gobierno) y el judicial (el sistema judicial). El sistema se basa en el principio de la separación de los poderes a fin de balancear y asegurar su y la de los valores democráticos del país.

§ El gobierno está sujeto a la “confianza” y aprobación de la Knesset, mientras que el sistema judicial es completamente independiente y esta independencia está asegurada por ley.

§ El Presidente es el Jefe de Estado, este cargo simboliza la unión y fraternidad del estado. Es un puesto de alto valor ético y moral que debe estar alejado de todo tipo de consideraciones partidarias y políticas. Esta figura es básicamente ceremonial y se cree que fue creada por David Ben Gurión a fin de honrar a Jaim Weizmann. El presidente es formalmente electo por la Knesset.

§ Los miembros del parlamento son determinados proporcionalmente por la cantidad de votos que ha obtenido el partido.

§ El líder del partido que obtiene la mayor cantidad de escaneos en la Knesset es generalmente el elegido por el presidente para intentar formar gobierno. Es aquí donde, en caso de que el partido no haya obtenido más de 60 escaneos, comienza el juego político a fin de formar una coalición entre diferentes partidos que garantice al partido más grande la mayoría en el parlamento. Los ministros, miembros del gabinete, no deben necesariamente ser parlamentarios. Los mismos pueden ser electos por el Premier sin que hayan sido electos por el pueblo.

§ Uno de los factores peculiares de este sistema es que a pesar de que los parlamentarios son electos a través de una lista partidaria, el mandato pertenece a cada individuo (parlamentario). Una vez electos, los individuos pueden decidir abandonar el partido y pasar a otro o bien formar nuevos partidos, lo que puede generar la existencia de una gran cantidad de partidos en el parlamento (incluso más de los que fueran electos en las elecciones).

§ Las elecciones se deben llevar a cabo cada 4 años, según lo estipula la ley, pero, el gobierno puede “caer” por una moción del propio gobierno de disolver la Knesset o por un voto de desconfianza. A fin de evitar constantes mociones de desconfianza de la oposición, la ley estipula que para realizar una de este tipo, la misma debe ser apoyada por, al menos, 61 parlamentarios, y el bloque que la propone debe sugerir un candidato para que forme nuevo gobierno.

§ En teoría, este sistema asegura la representación de cada segmento e ideología de la sociedad; algo que no sería posible en un sistema electoral por distritos. Pero, el sistema genera un poder ejecutivo débil.

Los problemas del sistema

El sistema político israelí es uno de los ejemplos más extremos de un sistema electoral proporcional, y los resultados del mismo demuestran en los últimos que este es altamente problemático para su propia estabilidad. La inestabilidad del sistema ha debilitado la energía política del país por décadas: radicalizó el debate territorial, dificultó la planificación a largo plazo y desestabilizó gobiernos.

Los problemas de este sistema son conocidos y los podemos observar hoy en día: la Knesset se encuentra crónicamente fragmentada, los gobiernos cambian cada dos años en promedio, las políticas a largo plazo no son concretadas y muchas veces los ministros no cuentan con la experiencia necesaria para poder ocupar exitosamente sus puestos.

A diferencia de otras democracias occidentales donde el éxito de la carrera de un político depende en gran parte de su relación y constante diálogo con sus votantes, en Israel los gobernantes pasan la mayor parte de sus cadencias intentando sobrevivir políticamente. Los políticos no dependen de sus votantes sino de los comités centrales de los partidos, allí es donde deben estar bien conectados y ejercer influencias, ya que es allí donde se elaboran las listas.

Este sistema también ha demostrado que al ser dejado en manos de políticos irresponsables, cuya sed de supervivencia es insaciable, puede llegar a comprometer la seguridad nacional. La posibilidad que ha brindado durante cuarenta años a pocas decenas de miles de personas de determinar la política en los territorios ocupados es un claro ejemplo, mientras que otro exponente de este riesgo fue la Segunda Guerra del Líbano. Cuando el Sr. Olmert se coronó primer ministro como líder de Kadima formó su coalición con el Partido Laborista, dándole el crítico puesto de Ministro de Defensa a Amir Peretz, quien no contaba con los conocimientos ni capacidades necesarias para ocupar esta cartera en Israel. A pesar de que el Sr Peretz habría preferido la cartera de finanzas, Ehud Olmert prefirió mantenerla en su partido. Dos de los cargos más críticos en Israel, el de Premier y el de Ministro de Defensa, fueron ocupados paralelamente por dos personas inexpertas. Cuatro meses después la Segunda Guerra del Líbano comenzó. Sus fracasos, según lo que determinó la Comisión Investigadora Winograd, fueron el resultado de la combinación de un ejército mal preparado y la inexperiencia de los políticos.

La admirable flexibilidad de este sistema parece haber salido de control, la ausencia de una constitución combinada con la fracturada política israelí dejan un vacío político que en muchos casos debe ser ocupado por la Corte Suprema de Justicia a fin de dictaminar que es correcto y que no. Siendo la Corte Suprema también la primera instancia para las demandas de los ciudadanos contra el Estado, esto la ha convertido en el guardián de las libertades civiles, muchas veces generando duras polémicas entre políticos y jueces.

Hoy en día el sistema es disfuncional. Este sistema, aplicado a un joven estado que luchaba por su supervivencia debería ser readaptado a las realidades actuales de la sociedad israelí.

En la actualidad hay 12 partidos en la Knesset, y más de 140 partidos han pasado por ella en la últimas 6 décadas, convirtiéndose esto en una situación problemática para la estabilidad política del país.

Un cambio de sistema electoral implica una seria reforma, muy bien planificada y llevada a cabo por profesionales a fin de que la misma no genere un nuevo sistema que perjudique a diferentes grupos de la ciudadanía. El cambio de sistema no debe ser dejado solo en manos de los políticos ya que de esta forma no podrá el pueblo asegurarse de que el nuevo sistema sea beneficioso para los intereses del Estado y no para los intereses de los propios políticos. Quizás tras 60 años de existencia ha llegado el momento de que el Estado de Israel reformule su sistema electoral.

Apéndice

Lista de partidos políticos y su ideología - desde la creación del estado hasta hoy en día:

(Algunos ya no existen)

Sionistas

No sionistas

Socialistas-Sionistas

Liberales – centro

Derecha

Ortodoxos

anti-Sionistas

Ajdut Haavodá

Partido de Centro

Gajal

Agudat Israel

Partido Democrático Árabe

Am Ejad

Movimiento democrático para el cambio

Jerut

Degel Hatora

Balad

Laboristas (Avodá)

Sionistas generales

Likud

Mizraji

Jadash

Mapai

Independientes liberales

Moledet

NRP

HaOlam Hazé

Mapam

Partido Liberal

Unión Nacional

Shas

Maki

Meretz

Progresistas

Tuya

Raka (comunista)

Poalei Tzión

Ratz

Tzomet

Sheli

Rafi

Shinui

Israel Beiteinu

Árabes Unidos

Reshima Mamlajtit

Kadima

Gil – Partido de los Pensionados

Lectura recomendada:

Sitios de Internet:

Parlamento Israelí – Knesset: http://www.knesset.gov.il/index.html

Sistemas Electorales: http://es.wikipedia.org/wiki/Sistemas_electorales#F.C3.B3rmula_electoral

Sistemas Parlamentarios: http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_Parlamentario

Biblioteca Virtual Judía: http://www.jewishvirtuallibrary.org/

Proclamación de la Independencia: http://knesset.gov.il/docs/eng/megilat_eng.htm

Bibliografía recomendada

Asher Arian, Politics In Israel: The Second Republic. 2nd. Edition. Washington, D.C.: Congress Quarterly, 2005.

Yitzhak Galnoor. “The Israeli Political System: A Profile” in Keith Kyle and Joel Peters (eds), Whither Israel? The Domestic Challenges, London: The Royal Institute of International Affairs and I.B. tauris, 1993.

Alan Dowty. “Is Israel Democratic? Substance and Semantics in the ethnic Democracy Debate” Israel Studies, vol. 4, no. 2, 1999, pp. 1-15.

Arend Lijphart. “Israeli Democracy and Democratic Reform in Comparative Perspective”, in Ehud Sprinzak and Larry Diamond (eds). Israeli Democracy under Stress. Boulder<>

Peter Medding. “From Government by Party to Government despite Party” in Reuven Hazan and Moshe Maor (eds.), Parties, Elections and Cleavages: Israel in Comparative and Theoretical Perspective. London: Frank Cass, 2000.

Abraham Diskin. “The New Political System of Israel”. Government and Opposition, vol. 34, no. 4, pp. 498-515.

Avraham Brichta, Political Reform in Israel, Brighton: Sussex Academic Press, 2001, pp. 1-13.

Yehezkel Dror. “On the Uniqueness of Israel: Multiple readings;” in Michael Barnett (ed.), Israel in Comparative Perspective: Challenging the Conventional Wisdom. Albany: Sunny Press, 1996, pp. 245-261.

Mill, John Stuart, Considerations on representative government. London : Parker, Son, and Brown, 1861.

Mill, John Stuart, Collected works of John Stuart Mill. Toronto : University of Toronto Press, 1963-199

lunes, 27 de octubre de 2008

Los israelíes prefieren a McCain


La encuesta fue ordenada por el Centro Rabin para Estudios de Israel

Los israelíes prefieren a John McCain más que a Barack Obama en las elecciones presidenciales de los EEUU, según informa una encuesta realizada.
El candidato republicano derrota a su oponente demócrata por un margen de más del 12% entre los adultos de la población judía en el Estado.
La encuesta, ordenada por el Centro Rabin para Estudios de Israel, se llevó a cabo entre 500 israelíes de 18 a 65 años de edad, en la preparación de un debate especial sobre las elecciones de los EEUU y sus repercusiones en la política exterior del país en el Oriente Medio.
El estudio concluyó que, si tuvieran el derecho de voto en los EEUU, el 46% de los israelíes votaría por el candidato republicano, John McCain. Treinta y cuatro por ciento lo haría a favor del candidato demócrata, Barack Obama, y el 20% permanecen indecisos.
Casi la mitad de los encuestados, 49%, piensa que McCain sería mejor para Israel, mientras que el 32% expresó que el país se beneficiaría mejor bajo la dirección de Obama. Poco más del 5% cree que los candidatos tienen el mismo efecto para el país, mientras que el 14% permanecen indecisos.
La encuesta encontró a McCain como la mejor opción en relación con Irán. Más de la mitad, 53%, cree que posee las condiciones necesarias para hacer frente a la amenaza a la seguridad del país, más que Obama, que obtuvo la confianza de sólo el 28% de los encuestados.
Sin embargo, el candidato demócrata se destacó en la cuestión de las finanzas, con el 41% que dijo que pensaba que era mejor para manejar la actual crisis mundial y McCain recibió el 34% de los votos.
Frente al conflicto israelí-palestino, ambos candidatos recibieron el 37% de apoyo. Quince por ciento son los indecisos, mientras que el 11% destacó que los dos son igualmente capaces.

martes, 21 de octubre de 2008

Solidaridad España-Israel

Mujeres

¡Ha oído usted bien!: Tres mujeres al frente de las altas Magistraturas de poder efectivo en un Estado de Oriente Medio. Ese país no puede ser otro que Israel, el único Estado democrático, como el nuestro, en el arco que va desde Marruecos hasta la India.

En un país donde un articulista no tiene empacho en demostrar públicamente su ignorancia, afirmando que los Salmos del Rey David pertenecen a la Torá o Pentateuco, es muy probable que las elites, no digamos la mayoría, desconozcan que hay un país de Oriente Medio en el que la presidencia del Parlamento, del Tribunal Supremo, y, probablemente pronto, la de su Gobierno, están desempeñados por mujeres. ¡Ha oído usted bien!: Tres mujeres al frente de las altas Magistraturas de poder efectivo en un Estado de Oriente Medio. Por supuesto, ese país no puede ser otro que Israel, el único Estado democrático, como el nuestro, en el arco que va desde Marruecos hasta la India.

La coincidencia no es anecdótica o desconocida en la historia de Israel, donde las mujeres han desempeñado un papel fundamental –de liderazgo muchas veces decisivo– en su vida social, política: desde Judith y Esther hasta Golda Meir; donde las mujeres no sólo tienen plena igualdad jurídica con los hombres, sino un papel social vital, en todos los ámbitos (desde la defensa hasta la economía, pasando por la docencia). En fin y aunque la frase suene a tópico: una isla de democracia en un mar de oscurantismo y dictaduras, donde el principio ideológico dominante al respecto es el de "la mujer, la pata quebrada y en casa". En el supuesto de que usted niegue o ponga en duda esta afirmación nuestra, le pedimos que, por favor, nos indique donde se encuentra ese otro Estado.

¿Es esto extraordinario? Para nosotros no; lo vemos natural, probablemente lo mínimo. De hecho, en España, la Ley de Igualdad pretende que ésta deje de ser formal para ser efectiva y en todos los ámbitos. Por eso, resulta llamativo que, dadas sus semejanzas, las relaciones entre la sociedad civil española y la israelí sean escasas. Podría decirse que la "culpa" es de ambos. En los últimos años han proliferado lo que se han venido llamando viajes "solidarios" al extranjero con los más diversos motivos y viajeros. Pues bien: ahí tenemos un país y un pueblo con el que solidarizarnos, ya que lucha nada menos que por su supervivencia y por nuestros valores. Entonces, ¿cuál es la razón de esa indiferencia? A nuestro entender, y aunque nos pese, la respuesta está clara: porque el pueblo de Israel no quiere conmiseración sino comprensión para su lucha. Quiere opiniones basados en la justicia, en su consideración como iguales y en la ecuanimidad; no en el maniqueísmo basado en el prejuicio y la ignorancia. Con sus dificultades, divisiones e insuficiencias, la vitalidad y capacidad de lucha y superación de los israelitas nos impiden adoptar una postura paternalista frente a sus problemas. Al fin y al cabo esto no es ni más ni menos que lo que nosotros esperamos de los demás.

lunes, 13 de octubre de 2008

EHUD OLMERT DEJA PASO A TZIPI LIVNI


La ministra de Exteriores israelí gobernará con el apoyo de los laboristas

* El principio de acuerdo aún debe ser ratificado por la cúpula de los partidos
* La dirigente negocia con el ultraortodoxo Shas para ampliar su margen de maniobra
* A comienzos de noviembre tendrá que presentar su nuevo gabinete

Livni, durante una conferencia de ministros de Exteriores en Jerusalén. (Foto: EFE)
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Livni, durante una conferencia de ministros de Exteriores en Jerusalén. (Foto: EFE)

AFP | REUTERS

JERUSALÉN.- La ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, liderará un Gobierno de coalición entre Kadima y los laboristas, según un principio de acuerdo alcanzado este lunes por ambos partidos.

Más de tres semanas después del inicio de las negociaciones y tras una larga reunión de 18 horas, el diputado centrista Tsahi Hanegbi y el asesor laborista Efi Oshaya firmaron el pacto en representación de sus formaciones políticas, que ya gobiernan conjuntamente en el Ejecutivo saliente de Ehud Olmert.

El principio de acuerdo, que aún debe ser corregido y ratificado por la cúpula de los partidos, sitúa a la jefa de la diplomacia y vencedora en septiembre de las primarias de Kadima a un paso de suceder a Olmert tras anunciar éste su renuncia al cargo de primer ministro entre acusaciones de corrupción.

Según adelantó por la mañana la edición digital del diario 'Yediot Aharonot', el pacto otorgará a Barak un mayor control sobre las decisiones del Ejecutivo y un papel relevante en las negociaciones de paz con sirios y palestinos.

La alianza con los laboristas no permitiría aún a Livni alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento. Kadima ocupa 29 de los 120 escaños, frente a 19 de la formación de centroizquierda. Por ello, la dirigente seguirá trabajando para conseguir el apoyo de los judíos ultraortodoxos del partido Shas.

La ministra tiene hasta comienzos de noviembre para presentar su nuevo gabinete. De lo contrario, probablemente se convocarían elecciones legislativas anticipadas y el derechista Likud, liderado por Benjamin Netanyahu, tendría la oportunidad de trasladar a las urnas su actual ventaja en las encuestas.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Felicitaciones mutuas


AJN.- Los líderes palestinos y judíos intercambiaron llamados para saludarse mutuamente por las festividades de Rosh Hashana, el año nuevo judío, e Id Al-Fitr, la celebración que pone fin al mes de Ramadan.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, llamó al primer ministro israelí, Ehud Olmert, para desearle un feliz año nuevo tanto y a través de el a todo los judíos israelíes.
Tras el diálogo con Olmert, Abbas se comunicó con la Canciller y flamante presidente del partido Kadima, Tzipi Livni, para manifestarle sus buenos augurios para el año que inicia la comunidad judía (5769).
Olmert, por su parte, expresó sus buenos deseos ante la festividad musulmana Id al-Fitr, que este año coincide con Rosh Hashana.
Livni también habló con el jefe de negociaciones palestino, Ahmed Qureia, en la víspera de las festividades.
En tanto, los mandatarios israelí y palestino acordaron reunirse la semana próxima.

PB-BK

domingo, 21 de septiembre de 2008

Otra mujer para gobernar Israel

Otra mujer para gobernar Israel

José Javaloyes

Tras el sonoro y decisivo paso de Golda Meir, mujer de armas tomar, por el Gobierno de Israel en los críticos años 70 del pasado siglo, se sentaban ayer las condiciones para que otra mujer, Tzipi Livni, actual ministra de Asuntos Exteriores, vuelva a tomar las riendas políticas de su país si de ahora en adelante encajan las piezas... Al vencer en las primarias de su partido, el Kadima, que nuclea la actual coalición gobernante, gobernaría de inmediato si logra los apoyos de los demás grupos del Kneset o Parlamento judío. Sin este apoyo habría que esperar el veredicto de unas elecciones parlamentarias anticipadas, que se celebrarían en marzo del 2009.

Ese acceso "de inmediato" de Tzipi Livni a la presidencia del Consejo de Ministros de Israel se produciría, en cualquier caso, tras de la previa renuncia de Ehud Olmert, el actual titular del Gobierno, ante Simon Peres, presidente del país. Olmert fue acusado de corrupción y dimitirá en el momento que cristalice la coalición parlamentaria. Esta abogada de 50 años, que hasta el momento es la titular de Asuntos Exteriores, encararía para la política internacional una línea de actuación bien distinta de la seguida por la señora Meir. Los tiempos son otros.

En lo tocante a las relaciones con los árabes existen dos cambios fundamentales, cambios que en realidad son sólo uno: Yaser Arafat ya no está y es Mahmud Abbas quien, hasta donde le dejan las huestes de Hamas que controlan Gaza, dirige la política palestina y la encamina a un acuerdo final con los israelíes, del que saldría el Estado palestino, cerrándose un largo pleito entre árabes y judíos. Aunque no significaría ello el fin de las dificultades porque aparecían otras, propias de la aplicación de los acuerdos como los que afectan a los ajustes territoriales, especialmente en lo que concierne a Jerusalén. Pero éstos, obviamente, no serán asuntos para tomar las armas, tal como hizo Golda Meir, sino para concertar las paces que se acordó buscar en la Conferencia de Anápolis. Iniciativa ésta que ha sido quizá la única que haya que apuntar en el haber de George W. Bush en lo que respecta a la profusa y atropellada política en el Próximo Oriente.

Hay sin embargo para Israel, en términos objetivos, otro asunto pendiente con los árabes, de importancia igual o mayor que el del Estado palestino. Es el de la paz con Siria y, para ello, la devolución de los Altos del Golán. Desde 1973, las relaciones sirio-israelíes, técnicamente, siguen en estado de guerra. Y ello ha sido uno de los motores de la crónica desestabilización del Líbano. Pues bien, esto del Golán es otro de los componentes temáticos de aquella conferencia sobre Oriente Próximo celebrada en el otoño pasado y cuyos acuerdos deben fructificar antes de la primavera del 2009, ya con otro presidente en la Casa Blanca.

A este doble asunto aplicó Ehud Olmert el principal de sus esfuerzos políticos, mediante la negociación con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y con la apertura de negociaciones previas para la paz con Siria, por medio de la intermediación del Gobierno islamista de Turquía. También para esta doble cuestión, al menos en términos de continuidad, parece Tzipi Livni la gestora más adecuada. Una mujer de armas dejar.