sábado, 31 de enero de 2009

El sistema político israelí y sus problemas

Por: Daniel Alaluf

Para comenzar, la primera pregunta que debemos cuestionarnos es: ¿qué es política? En pocas palabras, política es el proceso mediante el cual diferentes individuos y grupos toman decisiones colectivas. El tamaño de estos grupos puede variar, desde una simple familia en un extremo hasta la comunidad internacional en el otro. Las decisiones políticas pueden ser tomadas como resultado de varios procesos: violencia, discusiones, costumbres, negociaciones o, incluso, por medio de votaciones. Pero, lo que las convierte en políticas es el hecho de que estas son colectivas y comprometen y afectan las vidas de aquellas personas que pertenecen al grupo.

La política no siempre trata de conflictos ni está relacionados a ellos, y es justamente por eso, que estudiamos esta ciencia: a fin de entender y generar los procesos y las condiciones necesarias para que los diferentes grupos puedan lograr sus objetivos de una forma pacífica y efectiva. Pero, gran parte del atractivo de la política reside justamente en el hecho de que los diferentes grupos raramente concuerdan, al menos al comienzo, en los pasos a seguir; y en aquellos casos en los cuales sí concuerdan en los objetivos los caminos para lograrlos suelen ser diferentes y negociables.

El sistema político de un país, es un concepto con el cual también debemos familiarizarnos. Este término es muy amplio e incluye básicamente a todas las fuerzas y actores que influencian en la toma de decisiones colectivas. El sistema político es un concepto y no un objeto, no es palpable y está compuesto por partidos políticos, votantes, movimientos sociales y las instituciones del sistema democrático.

El sistema político es el marco dentro del cual se lleva a cabo el “juego político”, este sistema determina las reglas, y permite que los diferentes actores puedan ser representados de alguna forma en el momento en el cual se toman las decisiones colectivas que influenciarán directamente en sus vidas.

Esta primera clase se centrará en el sistema electoral, la forma según la cual se eligen a los líderes políticos del país.

Israel: un sistema electoral proporcional

El acceso al poder político en Israel siempre ha estado determinado por un sistema de competencia multipartidaria. Las elecciones parlamentarias se llevan a cabo cada 4 años y, a diferencia de muchos otros sistemas parlamentarios, el electorado vota una sola lista nacional.

El sistema israelí es un “sistema electoral proporcional”. En su forma más pura este sistema electoral distribuye las fuerzas entre los partidos políticos de acuerdo al porcentaje total de los votos que estos partidos reciben en una única elección nacional. Este sistema intenta representar en el parlamento a todos los sectores de la población en forma directamente proporcional al número de votos que cada partido político obtuvo.

Los orígenes del sistema

Si bien existe la creencia popular de que el sistema electoral israelí se basa en el sistema Británico, el mismo tiene mayor similitud con el de la Cuarta Republica Francesa, fundamentalmente debido a que los miembros del parlamento – la Knesset – no son electos por distritos sino a través de listas partidarias.

Los principios del sistema electoral proporcional fueron contemplados, en forma teórica, en la Convención Nacional Francesa (1792-1795). Durante el siguiente medio siglo, personalidades como el educador inglés Thomas Wright Hill, el legislador suizo Víctor Prosper Considerant y el Ministro de Finanzas Dinamarqués Carl Andrae continuaron analizando y sentando las bases de este sistema. Pero, solo tras la publicación del libro de Thomas Hare, “La Maquinaria de la Representación” en 1857, este sistema comenzó a ser considerado seriamente y debatido, siendo el debate más destacado uno llevado a cabo entre el filósofo John Stuart Mill y el economista Walter Bagehot. Los argumentos de Mill a favor del sistema representativo fueron expuesto en sus “Consideraciones sobre el Gobierno Representativo”, publicadas en 1861. En este libro, Mill, halaga a este tipo de sistema fundamentalmente por dos motivos: 1) Según Mill este tipo de sistema facilita la representación de “cada minoría de cada nación” y, 2) Un político electo por medio de este sistema representa a verdadera voluntad de cada votante y no una arbitraria elección de una zona geográfica. El debate entre los diferentes filósofos políticos quedó solo en el plano teorético y el sistema no fue implementado hasta el año 1920, en la Republica de Weimar, Alemania.

El sistema electoral israelí surgió en medio de una severa crisis. En octubre de 1948, en medio de la Guerra de la Independencia, el Presidente del Comité electora, David Bar Rav Hai, informó a la Knesset sobre los avances en los preparativos para las primeras elecciones del Estado Judío. Según Bar Rav Hai “a pesar de que se han había tomado en cuenta la alternativa de un sistema regional – por distritos - bajo la caótica realidad de la guerra, la única forma de llevar a cabo elecciones generales rápidamente era optar por un sistema proporcional. Cualquier otro sistema demandaría mayores preparativos y no sería posible de llevar a cabo a corto plazo”.

El nuevo estado necesitaba rápidamente de un gobierno electo por sus ciudadanos a fin de consolidar su soberanía. El sistema representativo requería solo de listas nacionales y no locales, algo que facilitaba la realización de las elecciones en medio de la guerra. Este sistema acompaña al Estado Judío hasta nuestros días.

Los principios del sistema electoral israelí

§ Israel es una “democracia parlamentaria” compuesta básicamente por tres poderes: el legislativo (la Knesset – compuesta por 120 miembros), el ejecutivo (el gobierno) y el judicial (el sistema judicial). El sistema se basa en el principio de la separación de los poderes a fin de balancear y asegurar su y la de los valores democráticos del país.

§ El gobierno está sujeto a la “confianza” y aprobación de la Knesset, mientras que el sistema judicial es completamente independiente y esta independencia está asegurada por ley.

§ El Presidente es el Jefe de Estado, este cargo simboliza la unión y fraternidad del estado. Es un puesto de alto valor ético y moral que debe estar alejado de todo tipo de consideraciones partidarias y políticas. Esta figura es básicamente ceremonial y se cree que fue creada por David Ben Gurión a fin de honrar a Jaim Weizmann. El presidente es formalmente electo por la Knesset.

§ Los miembros del parlamento son determinados proporcionalmente por la cantidad de votos que ha obtenido el partido.

§ El líder del partido que obtiene la mayor cantidad de escaneos en la Knesset es generalmente el elegido por el presidente para intentar formar gobierno. Es aquí donde, en caso de que el partido no haya obtenido más de 60 escaneos, comienza el juego político a fin de formar una coalición entre diferentes partidos que garantice al partido más grande la mayoría en el parlamento. Los ministros, miembros del gabinete, no deben necesariamente ser parlamentarios. Los mismos pueden ser electos por el Premier sin que hayan sido electos por el pueblo.

§ Uno de los factores peculiares de este sistema es que a pesar de que los parlamentarios son electos a través de una lista partidaria, el mandato pertenece a cada individuo (parlamentario). Una vez electos, los individuos pueden decidir abandonar el partido y pasar a otro o bien formar nuevos partidos, lo que puede generar la existencia de una gran cantidad de partidos en el parlamento (incluso más de los que fueran electos en las elecciones).

§ Las elecciones se deben llevar a cabo cada 4 años, según lo estipula la ley, pero, el gobierno puede “caer” por una moción del propio gobierno de disolver la Knesset o por un voto de desconfianza. A fin de evitar constantes mociones de desconfianza de la oposición, la ley estipula que para realizar una de este tipo, la misma debe ser apoyada por, al menos, 61 parlamentarios, y el bloque que la propone debe sugerir un candidato para que forme nuevo gobierno.

§ En teoría, este sistema asegura la representación de cada segmento e ideología de la sociedad; algo que no sería posible en un sistema electoral por distritos. Pero, el sistema genera un poder ejecutivo débil.

Los problemas del sistema

El sistema político israelí es uno de los ejemplos más extremos de un sistema electoral proporcional, y los resultados del mismo demuestran en los últimos que este es altamente problemático para su propia estabilidad. La inestabilidad del sistema ha debilitado la energía política del país por décadas: radicalizó el debate territorial, dificultó la planificación a largo plazo y desestabilizó gobiernos.

Los problemas de este sistema son conocidos y los podemos observar hoy en día: la Knesset se encuentra crónicamente fragmentada, los gobiernos cambian cada dos años en promedio, las políticas a largo plazo no son concretadas y muchas veces los ministros no cuentan con la experiencia necesaria para poder ocupar exitosamente sus puestos.

A diferencia de otras democracias occidentales donde el éxito de la carrera de un político depende en gran parte de su relación y constante diálogo con sus votantes, en Israel los gobernantes pasan la mayor parte de sus cadencias intentando sobrevivir políticamente. Los políticos no dependen de sus votantes sino de los comités centrales de los partidos, allí es donde deben estar bien conectados y ejercer influencias, ya que es allí donde se elaboran las listas.

Este sistema también ha demostrado que al ser dejado en manos de políticos irresponsables, cuya sed de supervivencia es insaciable, puede llegar a comprometer la seguridad nacional. La posibilidad que ha brindado durante cuarenta años a pocas decenas de miles de personas de determinar la política en los territorios ocupados es un claro ejemplo, mientras que otro exponente de este riesgo fue la Segunda Guerra del Líbano. Cuando el Sr. Olmert se coronó primer ministro como líder de Kadima formó su coalición con el Partido Laborista, dándole el crítico puesto de Ministro de Defensa a Amir Peretz, quien no contaba con los conocimientos ni capacidades necesarias para ocupar esta cartera en Israel. A pesar de que el Sr Peretz habría preferido la cartera de finanzas, Ehud Olmert prefirió mantenerla en su partido. Dos de los cargos más críticos en Israel, el de Premier y el de Ministro de Defensa, fueron ocupados paralelamente por dos personas inexpertas. Cuatro meses después la Segunda Guerra del Líbano comenzó. Sus fracasos, según lo que determinó la Comisión Investigadora Winograd, fueron el resultado de la combinación de un ejército mal preparado y la inexperiencia de los políticos.

La admirable flexibilidad de este sistema parece haber salido de control, la ausencia de una constitución combinada con la fracturada política israelí dejan un vacío político que en muchos casos debe ser ocupado por la Corte Suprema de Justicia a fin de dictaminar que es correcto y que no. Siendo la Corte Suprema también la primera instancia para las demandas de los ciudadanos contra el Estado, esto la ha convertido en el guardián de las libertades civiles, muchas veces generando duras polémicas entre políticos y jueces.

Hoy en día el sistema es disfuncional. Este sistema, aplicado a un joven estado que luchaba por su supervivencia debería ser readaptado a las realidades actuales de la sociedad israelí.

En la actualidad hay 12 partidos en la Knesset, y más de 140 partidos han pasado por ella en la últimas 6 décadas, convirtiéndose esto en una situación problemática para la estabilidad política del país.

Un cambio de sistema electoral implica una seria reforma, muy bien planificada y llevada a cabo por profesionales a fin de que la misma no genere un nuevo sistema que perjudique a diferentes grupos de la ciudadanía. El cambio de sistema no debe ser dejado solo en manos de los políticos ya que de esta forma no podrá el pueblo asegurarse de que el nuevo sistema sea beneficioso para los intereses del Estado y no para los intereses de los propios políticos. Quizás tras 60 años de existencia ha llegado el momento de que el Estado de Israel reformule su sistema electoral.

Apéndice

Lista de partidos políticos y su ideología - desde la creación del estado hasta hoy en día:

(Algunos ya no existen)

Sionistas

No sionistas

Socialistas-Sionistas

Liberales – centro

Derecha

Ortodoxos

anti-Sionistas

Ajdut Haavodá

Partido de Centro

Gajal

Agudat Israel

Partido Democrático Árabe

Am Ejad

Movimiento democrático para el cambio

Jerut

Degel Hatora

Balad

Laboristas (Avodá)

Sionistas generales

Likud

Mizraji

Jadash

Mapai

Independientes liberales

Moledet

NRP

HaOlam Hazé

Mapam

Partido Liberal

Unión Nacional

Shas

Maki

Meretz

Progresistas

Tuya

Raka (comunista)

Poalei Tzión

Ratz

Tzomet

Sheli

Rafi

Shinui

Israel Beiteinu

Árabes Unidos

Reshima Mamlajtit

Kadima

Gil – Partido de los Pensionados

Lectura recomendada:

Sitios de Internet:

Parlamento Israelí – Knesset: http://www.knesset.gov.il/index.html

Sistemas Electorales: http://es.wikipedia.org/wiki/Sistemas_electorales#F.C3.B3rmula_electoral

Sistemas Parlamentarios: http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_Parlamentario

Biblioteca Virtual Judía: http://www.jewishvirtuallibrary.org/

Proclamación de la Independencia: http://knesset.gov.il/docs/eng/megilat_eng.htm

Bibliografía recomendada

Asher Arian, Politics In Israel: The Second Republic. 2nd. Edition. Washington, D.C.: Congress Quarterly, 2005.

Yitzhak Galnoor. “The Israeli Political System: A Profile” in Keith Kyle and Joel Peters (eds), Whither Israel? The Domestic Challenges, London: The Royal Institute of International Affairs and I.B. tauris, 1993.

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Arend Lijphart. “Israeli Democracy and Democratic Reform in Comparative Perspective”, in Ehud Sprinzak and Larry Diamond (eds). Israeli Democracy under Stress. Boulder<>

Peter Medding. “From Government by Party to Government despite Party” in Reuven Hazan and Moshe Maor (eds.), Parties, Elections and Cleavages: Israel in Comparative and Theoretical Perspective. London: Frank Cass, 2000.

Abraham Diskin. “The New Political System of Israel”. Government and Opposition, vol. 34, no. 4, pp. 498-515.

Avraham Brichta, Political Reform in Israel, Brighton: Sussex Academic Press, 2001, pp. 1-13.

Yehezkel Dror. “On the Uniqueness of Israel: Multiple readings;” in Michael Barnett (ed.), Israel in Comparative Perspective: Challenging the Conventional Wisdom. Albany: Sunny Press, 1996, pp. 245-261.

Mill, John Stuart, Considerations on representative government. London : Parker, Son, and Brown, 1861.

Mill, John Stuart, Collected works of John Stuart Mill. Toronto : University of Toronto Press, 1963-199