domingo, 21 de septiembre de 2008

Otra mujer para gobernar Israel

Otra mujer para gobernar Israel

José Javaloyes

Tras el sonoro y decisivo paso de Golda Meir, mujer de armas tomar, por el Gobierno de Israel en los críticos años 70 del pasado siglo, se sentaban ayer las condiciones para que otra mujer, Tzipi Livni, actual ministra de Asuntos Exteriores, vuelva a tomar las riendas políticas de su país si de ahora en adelante encajan las piezas... Al vencer en las primarias de su partido, el Kadima, que nuclea la actual coalición gobernante, gobernaría de inmediato si logra los apoyos de los demás grupos del Kneset o Parlamento judío. Sin este apoyo habría que esperar el veredicto de unas elecciones parlamentarias anticipadas, que se celebrarían en marzo del 2009.

Ese acceso "de inmediato" de Tzipi Livni a la presidencia del Consejo de Ministros de Israel se produciría, en cualquier caso, tras de la previa renuncia de Ehud Olmert, el actual titular del Gobierno, ante Simon Peres, presidente del país. Olmert fue acusado de corrupción y dimitirá en el momento que cristalice la coalición parlamentaria. Esta abogada de 50 años, que hasta el momento es la titular de Asuntos Exteriores, encararía para la política internacional una línea de actuación bien distinta de la seguida por la señora Meir. Los tiempos son otros.

En lo tocante a las relaciones con los árabes existen dos cambios fundamentales, cambios que en realidad son sólo uno: Yaser Arafat ya no está y es Mahmud Abbas quien, hasta donde le dejan las huestes de Hamas que controlan Gaza, dirige la política palestina y la encamina a un acuerdo final con los israelíes, del que saldría el Estado palestino, cerrándose un largo pleito entre árabes y judíos. Aunque no significaría ello el fin de las dificultades porque aparecían otras, propias de la aplicación de los acuerdos como los que afectan a los ajustes territoriales, especialmente en lo que concierne a Jerusalén. Pero éstos, obviamente, no serán asuntos para tomar las armas, tal como hizo Golda Meir, sino para concertar las paces que se acordó buscar en la Conferencia de Anápolis. Iniciativa ésta que ha sido quizá la única que haya que apuntar en el haber de George W. Bush en lo que respecta a la profusa y atropellada política en el Próximo Oriente.

Hay sin embargo para Israel, en términos objetivos, otro asunto pendiente con los árabes, de importancia igual o mayor que el del Estado palestino. Es el de la paz con Siria y, para ello, la devolución de los Altos del Golán. Desde 1973, las relaciones sirio-israelíes, técnicamente, siguen en estado de guerra. Y ello ha sido uno de los motores de la crónica desestabilización del Líbano. Pues bien, esto del Golán es otro de los componentes temáticos de aquella conferencia sobre Oriente Próximo celebrada en el otoño pasado y cuyos acuerdos deben fructificar antes de la primavera del 2009, ya con otro presidente en la Casa Blanca.

A este doble asunto aplicó Ehud Olmert el principal de sus esfuerzos políticos, mediante la negociación con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y con la apertura de negociaciones previas para la paz con Siria, por medio de la intermediación del Gobierno islamista de Turquía. También para esta doble cuestión, al menos en términos de continuidad, parece Tzipi Livni la gestora más adecuada. Una mujer de armas dejar.