martes, 10 de febrero de 2009

Revolución en las aulas de Jerusalén

Alumnos de la escuela Hand in Hand
Judíos, musulmanes y cristianos aprenden juntos en la escuela Hand in Hand.

Escondida discretamente al fondo de un estacionamiento, en medio de un barrio judío y uno árabe, la escuela Hand in Hand de Jerusalén (o Tomados de la mano en español) está llevando a cabo una revolución silenciosa en las relaciones árabe-israelíes.

En Israel, casi todas las instituciones educativas están segregadas, árabes en una escuela y judíos en otra.

Pero en la escuela Max Rayne Hand in Hand cada grupo está formado por estudiantes judíos y árabes en la misma proporción.

Recientemente ha aumentado la cantidad de alumnos. Ahora son 460 los que asisten a su sede en el barrio de Patt, en el sur de Jerusalén. Los niños allí estudian codo a codo tanto hebreo como árabe.

Y la filosofía de la escuela genera entre los chicos un cariño y entendimiento genuinos.

"Los niños necesitan encontrarse más con el otro lado", dice Jamie Bregman un judío israelí quien, con 15 años, fue uno de los primeros alumnos de la escuela.

Si le preguntas a un niño de un barrio cualquiera qué es un árabe, te dirá que es un trabajador o un atacante suicida y eso no está bien. Ellos son como nosotros, son seres humanos. Sólo necesitan encontrarse más con los otros
Jamie Bregman, estudiante
"Si le preguntas a un niño de un barrio cualquiera qué es un árabe, te dirá que es un trabajador o un atacante suicida y eso no está bien. Ellos son como nosotros, son seres humanos. Sólo necesitan encontrarse más con los otros".

Las elecciones generales de este martes pasan desapercibidas para los niños.

Aboud Ayyad, un amigo de Jamie de 14 años está particularmente preocupado de lo que el resultado pueda significar para él y sus amigos y familiares árabes.

"Las elecciones no lograrán mucho para ninguno de los lados", me dice.

"Si Tzipi (Livni) o Bibi (Benjamín Netanyahu) ganan, harán exactamente lo mismo y eso será malo para los árabes".

Frustraciones

Areen y Avery
La escuela alienta la interacción entre niños israelíes y árabes.
Aboud cree que en los próximos 10 o 15 años muchos árabes dejarán Israel y los territorios palestinos porque será más difícil trasladarse y trabajar, especialmente en Cisjordania y Gaza.

"Se irán a Canadá o Estados Unidos e Israel se volverá más judío", comenta.

Avery Burrows, de 12 años, está harta de los políticos.

Ella dice que no habla mucho de política con sus padres que inmigraron de Estados Unidos a Israel.

Mientras juega con el pelo de su amiga árabe, Areen Nasheef, me dice en tono desafiante: "No hay nadie lo suficientemente bueno para tomar las riendas de este país".

En cuanto al líder del partido ultra nacionalista de derecha "Israel Beiteinu", Avigdor Lieberman, todos -Jamie, Aboud, Avery y Areen- están de acuerdo.

Me hace sentir mal, por lo que dice sobre los árabes. Dice que nosotros no estamos conectados con Israel y quiere sacarnos de esta tierra que antes pertenecía a nosotros
Areen Nasheef, estudiante
"Lieberman ni siquiera debería estar en este país. Es muy racista y nadie debería votar por él", me dice enfático Jamie.

El tema ciertamente irrita a Areen.

"Me hace sentir mal, por lo que dice sobre los árabes. Dice que nosotros no estamos conectados con Israel y quiere sacarnos de esta tierra que antes pertenecía a nosotros".

Con sólo 12 años de edad, Areen está poniendo en palabras las frustraciones que sienten los árabes-israelíes, que constituyen un 20% de la población pero que no tienen muchos representantes en la esfera pública, incluyendo el Knesset (el Parlamento israelí).

Amistad genuina

"Yo no culpo a mis amigos judíos por lo que pasó en 1948, pero sí siento que esto antes fue mío", dice Areen.

Estudiantes de la escuela Hand in Hand
En la escuela los niños aprenden a valor su cultura y la de los otros.
"Nací y crecí aquí y soy una ciudadana. Pero cada vez que siento que disfruto de mi país otra parte de mí siente que no debería porque ellos se apropiaron de las tierras de mis abuelos y mataron gente".

Mustafa Hassean ha sido compañero de clases de Jamie durante los últimos nueve años. Ambos mantienen una amistad genuina.

"Creo que los dos lados son idiotas", dice Mustafa refiriéndose al reciente conflicto en Gaza. "Cada vez que Hamas lanza un cohete a Sderot los judíos odian más a los árabes, y cada vez que los judíos bombardean Gaza, los árabes odian más a los judíos", dice resignado.

Su principal temor es que dentro de 15 años el Estado lo expulse a él y al resto de la comunidad árabe de Israel, declarando que no es su tierra.

"Ésta es mi casa. Yo tengo que estar aquí. Yo amo este lugar", concluye.

Madeleine Morris

BBC, Jerusalén