miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Auschwitz-Birkenau en peligro?


El tristemente famoso campo de concentración de Auschwitz-Birkenau está en ruinas y el Gobierno polaco no tiene los medios para financiar una restauración del lugar. Se necesitan 60 millones de euros para subvencionar las medidas más urgentes y 120 millones de euros para la totalidad de los trabajos. El Primer Ministro polaco, Donald Tusk decidió hacer un llamamiento a la Unión Europea para incitar a los países miembros a financiar esta empresa de renovación indispensable para la conservación del campo.


Una iniciativa respaldada por el Ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, en su encuentro con sus homólogos europeos en Bruselas la semana pasada.

“Es el momento en que debemos decidir si queremos realmente salvar, para las generaciones futuras, el último campo de concentración de la época de la última guerra. Esta memoria debe guardarse para siempre, en particular ahora que la negación del Holocausto está cada vez más presente”, declaró.

Según el diario polaco Dziennik, las primeras reacciones de los miembros de la Unión Europea fueron muy positivas: “Es una cuestión muy importante y no pienso que la crisis económica obstaculizará la creación de un fondo especial para el museo”, garantizó Jesus Carmona, portavoz del Consejo Europeo.

Para Sarga Klarsfeld, Vicepresidente de la Fundación para la memoria de la Shoah y recientemente uno de los quince miembros del consejo de la Fundación Auschwitz-Birkenau, la ayuda europea es necesaria: “No se puede imponer a un sólo país el peso de la conservación de tal lugar. Pienso que Alemania y Francia se darán cuenta de eso. Esta iniciativa debe ser europea ya que todos los países tienen un vínculo con Auschwitz en Europa. No creo que vaya a recibir negativas. No se puede dejar que Auschwitz desaparezca”, declaró en un periódico de gran tirada francés.

En 2008, el presupuesto del museo - institución del Estado, creada en 1947, por el Ministerio de Cultura – era de 6,8 millones de euros, de los cuales, 400.000 euros procedentes de subvenciones del extranjero, el resto financiado la mitad por las rentas del museo (libros y publicaciones) y la otra mitad por el Gobierno polaco.

Una cantidad ridícula respecto a los fondos realmente necesarios para la conservación de este lugar, parte fundamental para la perpetuación de la memoria.