miércoles, 4 de febrero de 2009

Los asturianos, judíos por parte de padre


Una investigación afirma que el Principado es la región donde la huella genética de poblaciones sefardíes está más presente

Los asturianos son judíos por parte de padre. Un estudio genético desarrollado por la Universidad de Leicester (Reino Unido) y la Pompeu Fabra de Barcelona ha deparado una sorpresa: la herencia genética de los asturianos es predominantemente judía sefardí, con un importante componente añadido norteafricano. De hecho, es la región de España donde mayor huella genética sefardí se ha detectado.

La investigación -un estudio de genética comparada entre distintas poblaciones- se ha llevado a cabo sobre una muestra de 125 asturianos y ha dejado en evidencia, tal y como señala el profesor Francesc Calafell, de la Universidad Pompeu Fabra, que los genes escriben su propia historia en los individuos.

El análisis se ha centrado en la herencia transmitida de hombre a hombre. Los genetistas han estudiado el cromosoma Y sólo presente en los varones y que se transmite de padres a hijos. Así se ha podido saber que los genes de nuestros padres (al menos los genes de los integrantes de la muestra) transportan una herencia judía y árabe que se remontaría al siglo VIII. El estudio ha constatado que la presencia en la población asturiana analizada de características genéticas similares a la de la población judía estudiada es mayor que en el resto de regiones españolas. Además la herencia genética árabe, de los pueblos invasores del norte de África, es notoria varios siglos después.

Las conclusiones del estudio son también extrapolables a la parte occidental de Castilla y León y a toda Galicia en lo que a carga genética árabe se refiere, y se explica, tal y como señala el profesor Calafell, por las migraciones que tuvieron lugar en aquellos años.

En un inicio, con las primeras poblaciones árabes que llegaron a Asturias en el siglo VIII, según Francesc Calafell, «es muy probable que aquellos pueblos ya comenzaran a mezclarse con los habitantes de Asturias». De ese modo, se explicaría el importante poso genético que aún hoy se manifiesta en los asturianos analizados.

A estas poblaciones de origen árabe se unirían, en el siglo XVI, las deportaciones masivas de moriscos desde el Sur, especialmente desde las Alpujarras granadinas. Estas poblaciones fueron diseminadas por varios núcleos de todo el noroeste peninsular, y aún hoy su huella es perfectamente rastreable, según sostiene el profesor Calafell.

Esta impronta árabe se mezcló con la numerosa presencia de judíos en la zona norte. La conversión forzosa a que se vieron obligados los sefardíes hizo que los matrimonios con personas de distintos linajes se convirtiera, pasado el tiempo, en algo habitual, y por ello la huella genética judía es hoy en día, y según se desprende de esta última investigación, más abundante entre los asturianos. A ello seguramente contribuyó el aislamiento de la región, a la que llegaron los judíos en busca de tierras más tranquilas y menos sujetas a la vigilancia religiosa, como sostienen los autores de este estudio. La similitud genética con poblaciones judías también se manifiesta a nivel nacional: dos de cada diez españoles tiene ascendencia judía.

Con este análisis, además, también se han evidenciado otros datos llamativos, como que la huella genética de los pueblos norteafricanos es muy pequeña en el este de Andalucía. O que, en el caso del País Vasco y Navarra, los genes son puramente ibéricos, sin presencia notoria de características similares a poblaciones árabes o judías.

Pese a todo, tal y como matiza Francesc Calafell, las diferencias genéticas entre los diferentes pueblos europeos son muy difíciles de establecer, porque no existen grandes variaciones en sus perfiles. Por lo tanto, la influencia que tuvo en la población asturiana la llegada de otros pueblos es todavía un asunto muy difícil de esclarecer.