miércoles, 12 de agosto de 2009

Oskar Schindler: un salvador en tiempos del Holocausto



Recorriendo las páginas del famoso libro La lista de Schindler, de Thomas Keneally (que luego fue materializado en el cine por Steven Spielberg), no pude contener las ganas de escribir unas líneas sobre el protagonista real de esta historia: Oskar Schindler, un verdadero salvador en tiempos del Holocausto Nazi.

Católico y Donjuán empedernido, Schindler, o también conocido como Herr Direktor, nació en el año 1908 en Zwittau, Moravia (actual Svitavy), Bohemia (en donde para ese entonces era parte del Imperio Austrohúngaro, actualmente lo que sería la República Checa), en el seno de una rica familia católica dedicada a los negocios.
A la edad de los 22 años, en el año 1930, Schindler se afilió al Partido Nazi por necesidad, siendo reclutado al poco tiempo por la SS como informante para los altos rangos nazis, dado a su gran cantidad de contactos comerciales.
Con el pasar de los años, Schindler adquiere una fábrica en Cracovia, la cual su dueño adaptó para fabricar elementos de campaña. Como la mano de obra alemana era muy cara, el empresario optó por utilizar sus contactos dentro de las SS, para utilizar a los judíos que se encontraban dentro de los campos de concentración, los cuales comenzaron a trabajar durante el día en su fábrica, y por la noche volvían bajo custodia de guardias.
Gracias a esta convivencia diaria con los judíos capturados, Schindler comenzó a tomar conciencia sobre el destino de sus empleados, optando por comprar cada uno de ellos para uso exclusivo dentro de su fábrica, de modo que así podría salvarlos del terrible destino que les depararía los campos de concentración.

Imagen _Nigel
Es así como Schindler, pudo proteger a los judíos trabajadores de su fábrica y salvarlos de morir en los campos de exterminio nazis, salvando a finales de 1944 a unos 1.200 judíos polacos.
Irónicamente, el empresario terminó quedando casi en la bancarrota, siendo perseguido por haber pertenecido a la SS. Tras idas y venidas hacia la Argentina, donde se encontraba su esposa (de la cual luego se divorció), en 1960, el gobierno de Israel reconoce su iniciativa salvadora para con los prisioneros de Plaszow, cuyos y es declarado “Justo entre las Naciones” y tiempo después fallece en Hildesheim a la edad de 66 años en la mayor indigencia en el año 1974, siendo sepultado en el cementerio católico de Jerusalén.
En la contratapa de mi libro, encuentro una frase que resume esta increíble historia: Quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero. Una buena afirmación para recordar la vida de este hombre, que a escondidas pudo salvar a muchos, llenando de esperanza a muchos hombres más que esperaban figurar en la llamada lista Schindler.
Para saber más:
La lista de Schindler, Thomas Keneally, VIB (basado en la historia real y documentación histórica)